Anexo '10 (7)

Los hombres crecen para forjar leyendas.

lunes, 15 de marzo de 2010

Amaga tormenta.

Deduje,
de mi pesar,
una fórmula que pudiese explicar,
con exactitud,
el contenido de perfección
que de tu cuerpo destilabas.
Sonreí,
contento,
a descubrirte desnuda
ante la lógica y fría razón
que me inspirabas.

Clamé,
tan solo un momento,
por una hipótesis correcta,
que explicase con certeza
la verdadera esencia de tu belleza.
Descubrí,
fue sorpresa,
que tan solo quería de ti una respuesta,
una razón, un argumento que me diera
a entender: "Haz lo que quieras".

Grité,
a los cuatro vientos,
diérame el nombre de sus primaveras,
de tenerlas conmigo, confirmado,
rotas confiase yo mis grebas.
Callé,
correcto,
por verificar el vocablo dado,
sonreir, y querer y mentir,
juzgado por comprender, perdido, por desistir.

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