Anexo '10 (7)

Los hombres crecen para forjar leyendas.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Conclusión de Hipotesis

Hemos comprobado la fuerza de la pasión,
y la hemos medido en su justo corte
y en su máxima (absoluta) expresión.

Vislumbramos el límite de la verdad
y la incluimos en el umbral cónico de la dicha,
descrita en textos anteriores no nombrados.

De aquellos fallos hemos contabilizado pruebas
que nos acercan a Dios, de alguna falsa manera,
y nos alejan de ella, teoría imperfecta.

Y de entre la estadística del amor
hemos abierto la única puerta
de una hipótesis nueva, imperecedera.




Ahora, sigue, en el descubrimiento.


lunes, 29 de noviembre de 2010

Te vendo Granada.

Te vendo Granada, con resquicios de poema, recuerdos y aquellos retazos de los mejores retratos que jamás podrás pintar.

Una verdad insólita y transparente.

"Doy mi vida por ser un mero ARN mensajero. Y tener su vida. No por frágil, ni por simple. Tal vez por fugaz. Doy mi vida por introducirme de lleno en la vagina de cualquier ribosoma, y estar restregando mis codones una y otra vez. Sin más. Al fin de cuentas, yo no trabajaría. Que lo haga todo el transferente.

[...]

Y es que he tenido demasiado deslices que me hacen pensar en la brevedad del sexo.
Del más vulgar, al más culto y obseso. El otro día lo hice mientras me leían a Nietzsche. El mejor sexo de mi vida. Carente de rostros en 43 minutos y 54 segundos. Solo dos pelvis rozando el índice de fusión elemental. Y después, la pintura del techo ceñida a pocos centímetros de mi nariz, o de mi tráquea. Éxtasis, supongo. Un margen de error de 34 segundos y medio de superación física.

Breve, o dos veces breve. Buscaba el momento justo en el que gritar "Placer, aquí estás. Ahora te tengo. Te retendré hasta que..." y, "Oh mierda".

Los ARN mensajeros la llevan mejor. Incluso si se ven en condiciones, se dejan caer en una orgía polisómica y a nadar mientras se desnudan en su propia traducción. A veces ni eso. Pasan, lo dejan todo y a fumar el cigarrillo de después con tus amigos mitocondriales. Y nunca te miran mal dentro de la célula, qué asco.

Follar ya no es lo de antes. Y no soy viejo para creer que es así. Sino porque antes seguro que fue mejor. Sin complicaciones de Nietzsche y sin cronómetros o reglas de la mano izquierda. Antes era como dice tu amigo, "¡follas como los monos!" Sí, una y otra vez. Para que no cejase en el aburrimiento. Y corriéndote dentro de cada ribosoma, vertiéndole cada ribonucleótido con toda la pasión y fuerza que pudiese. Y repitiendo, con todas. ¡Mira mis aminoácidos!

Que les follen.

A todos.
A todas.

Y os dé gonorrea."

"El quinto de atrás", Manuel Víctor.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Sibilioso?

Tiempo entiemblo;
nimiedad.
Solicio, a la estitud;
ariedad.
No quedan palabras
para descinar.
Agoría.
Falta a la priscilia.
Estampida.

domingo, 24 de octubre de 2010

El fin último.

En un duelo, las vainas son la defensa de nuestros corazones.
Nuestros corazones, en cambio, son nuestro punto más débil.
Estocada tras estocada, en el duelo se busca marcar ese rincón.
Hábiles movimientos de ataque, sutiles esquivas y defensas.
En un duelo, en el que el alma es el dueño de la espada,
cabe creer que tu credo, tu palabra, tiene que ser más afilada
que la de tu oponente, y desquebrajar su latente mirada.
Tu corazón ante sus ojos, y el suyo ante los tuyos.
El fin último: desnudar vuestras intenciones.
Las más puras ganarán.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Verdad.

Se querían tanto que se confesaron: "Ámame, y sufre."

domingo, 26 de septiembre de 2010

Virus de 9mm.

El niño decide arrancarse los ojos para no ver las verdades crudas que le soslayan.
Los guardará en el interior del bolsillo más recio que tengan sus vaqueros y le pondrá contraseña. Después se quitará el cerebro a jirones, para no recordar la llave de su sacrificio.
Quemará los restos con gasolina y reirá angustiado el chiste que le supone cada chispa, cada centella.
Y danzará alrededor del fuego. Una danza macabra como cualquier otra, sin representación mayor que la de su locura innata y a la vez producida.
Y luego dirá que no fue nada, que siempre fue así.
Hará un estandarte con sus pantalones y formará un imperio de frustraciones.
Al final, se lo comerá con patatas. Para que le joda al intestino.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Supura.

Coja una pieza.
Interprétela.
Deicidio.
Matar a - es matar a los hombres cuerdos.

sábado, 11 de septiembre de 2010

[Fragmento]

"Ella vivía en un mundo que no le pertenecía. Ajena a los bailes de las sombras que la rodeaban. Desinteresada de todo y cuanto no era de su propia obra y ciencia. Viciaba el aliento del viento sin pudor y sin gana. Ella vivía un mundo que no le pertenecía. Ella, sola, divagaba entre la realidad y la mentira."

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sin título #19#

Entre el cielo y la tierra, vida.
Entre la tranquilidad y el tormento, sonrisa.
Entre el sueño y la vigilia, vida.
Entre la voz y el viento, sonrisa.


lunes, 9 de agosto de 2010

Secuencia 33.

"Quiero saber a qué hora llegará Lucifer en su vieja Harley para llevarme de putas, otra vez. Ah... Vivo en un cruce de caminos. Entre mi choza y el primer bar tan solo hay infierno. Y si decaes, es porque no estás hecho para la carretera. Que venga ya... Ah...
En el yermo, tan solo convives con tus demonios. Sed, hambre, locura. A pesar de ello, no puedes aspirar a nada más que a llevarte bien con tu suegra. El resto, un enorme estercolero. El basurero de todo lo que ha quedado de ti, de mi, de él. De Lucifer. Restos, y a veces ni eso. El pellejo de toda la mierda que nos hemos echado en vida. Entre aquella demacrada choza, el bar... en vida... Ah...
A veces me pregunto, en este desierto pleno, cuantos insultos me han mantenido vivo en la memoria de tu madre."


~ Secuencia 33.

jueves, 8 de julio de 2010

Joder, puta.

Soy idiota, pero lo deduzco de mi ser. Te veo estúpida, y lo peor es que lo sé.
Confieso que creí haber quemado mi ira en el mundo en el momento dado. Expuse a Dios mi testimonio de que había cambiado. De que jamás me preocuparía por lo mismo, que por más que quisiese, el alma viva perecería, que mi sueño esquivase la esquina y desapareciese en la penumbra.
Te odio. Eso es algo que siempre he sabido. Y te amo, porque es algo que siempre he querido.
Y sin embargo, evade mis decisiones, esquiva mis palabras, escapa de mis miradas y desata el nudo de mis pensamientos. Huye. Huye tan lejos te permitan mis ganas, de soñar y de acariciar tu velo, ensombrecido por un silencio aterrador y por las ganas de suicidarme en el más frío de los inviernos.
No existe nada peor que la inexistencia en tu persona. Saber que no existo. Saber que no soy nada. Saber que soy quien no quiero ser. Saber nada.
Por eso yo te pido, te deseo y te estimo la mejor de las MUERTES.
Muere.
Perece.
Destruyete.
Te observaré en la peor de las muertes en la ardiente lava del infierno.
Que te violen los demonios. Y te empalen contra la pared, te desangren con su punzante y erecto pene. Una y otra vez.
Y disfrútalo. Lo mereces.
Disfruta cuan puta eres.
Satán te tendrá de elegida por los años como su perra, su perra más fiel, y a la vez la más zorra.
Que te folle contra las piedras de mi malestar, aquellas que se reúnen en mis destrozados riñones, adornadas de tantos detalles que hemos brindado, y de cada caña que nos hemos tomado. En vida.
Muere. Zorra. Muere.
En un sueño imperecedero. Donde lo que único que haya sea fuego.
Ya he vivido el fuego en vida. Ya he vivido el fuego, por suerte. Si lo que me he queda es mi intento suicida, que tan solo sea: vida o muerte.

domingo, 4 de julio de 2010

Barroporburía.

Acero golpeado por piedras de cal.
Chirrido inconsecuente, asientos vacíos en la estación.
El reloj y sus agujas afiladas.
El tren se llevará el tiempo por delante.
Amenaza viva.
Fino silbido labial, en aquel lejano andén.
Cadena de explosiones de todas las mentes viajeras.
Una tras otra, en su cárcel, rejas y venas.

jueves, 1 de julio de 2010

Fogoporburía.

Caballeros reunidos ante una mesa de billar.
Las esferas relinchan y chocan, marcando las dos.
De la tarde, brillan y ruedan sobre la hierba verde.
Recién cortada, se mueve el bastón del caballero.
Azotado se siente el silencio, y no hay sino eco.
Se rompe la dicha y se imprime un angosto estruendo.
Un mal gesto. Limita un poco de cielo, un poco de cieno.
Entre el horizonte del ocaso y la vertical de su pelo.
Los caballeros deciden apostar. Por un nuevo comienzo.

domingo, 20 de junio de 2010

Airoporburía.

Sortilegio de armas afiladas.
Cristales rotos.
Un puzzle de colores grises y rojos.
Conjuro con lamentos de animales disecados.
Sin ningún rostro.
Grito contundente, una pared que se agrieta.
Apego de suspiros inermes.
Llanto.

sábado, 19 de junio de 2010

Y entonces.

Y crees que hay cosas más allá de la reja de hierro,
que el óxido no tiene por qué mezclarse con las nubes,
que el tiempo de ayer busca y corrige lo que se llevó la muerte.
Y cae, y miente.
Y se jura volver a delinquir.
Y cree, y suspira y miente y miente.
Y vuelve a levantarse, alzarse y caminar, y miente.
Me busca y me corrige, a palabras, y me inhibe.
Me lanza al vacío, me espanta, me destruye, y me envuelve en lino terso y fino.
Me embalsama y me guarda para el pasado frío, me limpia y me salva.
Y me habla. Y me habla. Y me habla.
Que todo lo que tengo es nada.
Que todo lo que me falta es menos.
Que lo que quiera, que lo que quiera,
no es nada, no es nada
menos que nada,
nadie.

domingo, 6 de junio de 2010

De como el coleccionista de personas salía a la calle.

Soy nadie, y tan solo pregunto.
Que soy.
Soy el susurro, soy el llanto.
Soy el canto del desesperado.
Soy viento, soy agua.
Soy el fruto de la selección.
Soy aquello que más guardas,
soy el tiempo que añoras y la sombra de mañana.
Soy todo eso que pierdes,
que ganas, que buscas y reclamas.
Soy el amor, la desventura, el deseo del olvido de un rostro
y de Cupido.
Soy el susurro, soy el llanto.
Soy el rostro del desencanto.
Soy el reflejo del espanto,
el lienzo de un momento frío y pasado.
Soy el futuro solitario, soy camino marcado.
Soy intemperie, soy cielo desvirgado, amante fugaz
y a veces calmado.
Soy frase, palabra y espina.
Soy.
Soy aquello que pudo ser.
Soy lo que sí, de sí también no.
Soy tantos quiera, quiera son.
Soy, tan solo soy, y quiero.
Soy.
Soy.

lunes, 31 de mayo de 2010

Quinientas treinta y ocho horas de ángulos invictos en noches a solas.

Como cuando te levantas de cama y caminas a tientas hacia la luz de tu habitación. Puede que esté cerca, y tu mano alcance el interruptor, o tal vez debas surcar el mar de tinieblas matutinas para descubrir que no es hora. Aún.

Y te alzas, evadiendo la crueldad de las sábanas que te arrastran y te consignan a tierras de llanto somnoliento. Y caes. Caes. Caes.

Hay veces que decides levantarte y caminar, observar y reir. Volver a andar, cabalgar. Descubrir.

Y sin embargo, cuando te levantas y desvaneces, te atrapas y sucumbes. Te atrae la sombra y la figura de tu silencio. Duermes. Duermes. Duermes. Y pereces.

lunes, 12 de abril de 2010

Granada. (Zakuro.)

Anata o kinde tashikametai.
Mitai.
Migaita kiri tana no ue.
Narabete.
Será que quiero abrirte por dentro
y observar en tu perpetrados adentros
hecho pedazos,
trizas, acabado,
que habito tus órganos sanguinolientos
tu ser,
tras el reflejo de tus ojos,
aliento imperecedero,
¿vive el alma
tras tu gruesa cáscara?


Membrana de roja vielina,
atercipolada y rígida, bailo sus labios.
Tu interior se tiñe
negro púrpura apasionado.
Koboreteshimae!
Hagareteshimae!
Uzumeteitte ageru...
Mitsumete ageru...

No es un grito.
Se desliza por el vacío,
la voz, la pierdo,
y se ríe en el mar de los sentidos.

Karameru en unión de nuestras semillas.
Se vuelve polvo. (Nuttari nadetari.)
Se vuelve niebla. (Nuttari nadetari.)

Suikondeshimaitai.

domingo, 4 de abril de 2010

El mono que recogió una regadera y no supo qué hacer con ella.

De praderas hizo el campo
que a cultivar nuestra mano escoge
de flores hizo el manto
que nuestras hijas ahora recogen
en racimos pequeños, de cualesquieran sean
en sus manos, margaritas,
romero y lastres sin espinas.
Años de sonrisas, jugaron tiempo atrás
con los palos de las espigas
a azotarse o lanzarse piedras de dinamita.
Construían con viejos palés
el refugio más consistente del mundo
un castillo de madera antaño usada,
en cualquier nueva morada, madriguera o casa.
Ni el viento bravío lo acabaría.
Y si había que correr,
silbabamos sobre nuestras monturas de cadena.
Nuestros fieles corcéles bicicleta.
Se acababa el día, y cualquiera de las madres
sabía como alimentar a su principe o princesa
con un bocado de cielo en pan
sea del contenido que fuera,
y un ensoñado batido de fresa.


Pido batidos Puleva de bar en bar,
y me emborracho para divagar con nuestras guerras,
todas con piedras, suave y alegórica carnicería.
Pero nada sabe igual
ni el recuerdo es tal como era.
Ni las madres nos reconocen,
ni somos niños ni parte de la primavera.
El tiempo que arrebata el sueño
de una noche cualquiera en la puebla,
donde trina el jilguero y el mochuelo,
y las niñas de mañana cantan canciones de moda.
Fotografías, memento de mi tormento.
Animais la nostalgia con vuestra faz,
y me mostráis el rostro de mi sufrimiento.
Y es que, los años de ella, primavera bendita,
no son años enjaulados,
son témpanos de drogas.
Son constantes luchas anti-vida.

lunes, 29 de marzo de 2010

I fought the angels. (The Delgados.)

Write.
My own scripts to dish the dread
And if I speak out loud
I will have to change the rules
For speaking's out of bounds
If it's practised by a fool.
Escribiré
para creer que me puedo leer
gritar y sentirme oído
sentir que puedo creer
poder leer y oír mis sentidos.
Volveré
al paraíso del que nos echaron
buscando las letras que te prometí
de cuando éramos uno en mis sábanas
de cuando éramos dos en nuestras miradas.
Siento sentirme sentido, a tu vera,
de aquellas veces que, Dios quiera,
te pueda sentir, ángel vencido.
I fought the angels here today
My defeat will end this play.
Esperaré
aliento sobre aliento, de vida,
imperecedero, te siento y te respeto.
Sobre mis labios. En un compartido silencio
de las miradas que los ojos acentúan
en un acto de pecado inverso.
Everybody knows that
We say things we do not mean.
Sin sentido, nuestras caricias
nuestros amagos y nuestras salvas dirigidas.
Everybody knows that
We say things that are unclean.
De tantas cosas que yo pueda decir
de tantas que yo pueda sentir,
tantos sean los ángeles,
de mis victorias, tú y yo,
yo... Yo no vencí.

martes, 23 de marzo de 2010

Te uno 2.0. (Binary Express.).

Yo te uno.
Tú me cero.

Uno al que cero digo,
cero que pido cero, es decir,
uno, por mi, y bien junto, uno.
Uno, uno y más uno.

Pídeme cero, que tal vez uno.
Ojalá te uno lo que más quiera,
pero te cero y te cero,
olvídalo. Uno. Solo uno.

Si quiero uno es no decir uno,
sé que es de cero ser uno,
escondido, pero querido,
uno de cero, y cero de uno.

Si pudiese uno dar, de todo uno,
mi uno, singular, uno de unos,
permítame su cero destapar,
y así uno a tu cero poder dar.

Te escribiré desde uno, muy adentro,
y firmaré con cero, cero y uno,
para recordar mi uno, y tu cero,
vencido; yo te uno y tú...

Tan solo quiero más de eso.
Uno y cero, cero y uno.
Ah. Esto no tiene sentido.
Error del sistema. Dos.

sábado, 20 de marzo de 2010

Fantasías plenas.

Para cuando oprimas el botón,
ya habré partido a un nivel distinto,
donde pueda conseguir un arma perfecta
que te deje clavado en el sitio.

Me haré con el mapa de los sentidos,
y exploraré un mundo deshinibido,
con fuerza y augusta constitución,
no habrá enemigo imbatido.

Pediré a las hadas que me apoyen,
y que de su magia los vientos me guíen,
tras la pista de la última mazmorra,
y de su enemigo final: tu y yo a solas.

Será una lucha ilusoria,
de la cual uno saldrá en victoria,
el otro a expensas sin gloria,
tras escupir el último trozo de escoria.

Lucharemos hasta el fin de los tiempos
acompañados de dragones, y sus fuegos,
Imperecederos, no envejeceremos,
aun si demos con los huesos en el suelo (moriremos).

Y me haré con el control de todo tu cuerpo
tu alma, tus ojos, tus tierras, tu sortilegio.
Y forjaré un arma más perfecta que la suya,
pues de volver a encontrarte, volver a desafiarte.

Que sea guerra, que sea batalla,
que sea lucha, que el deseo rompa en metralla.
Herida que la dejas, que muera,
en su mundo, de fantasías plenas.

lunes, 15 de marzo de 2010

Amaga tormenta.

Deduje,
de mi pesar,
una fórmula que pudiese explicar,
con exactitud,
el contenido de perfección
que de tu cuerpo destilabas.
Sonreí,
contento,
a descubrirte desnuda
ante la lógica y fría razón
que me inspirabas.

Clamé,
tan solo un momento,
por una hipótesis correcta,
que explicase con certeza
la verdadera esencia de tu belleza.
Descubrí,
fue sorpresa,
que tan solo quería de ti una respuesta,
una razón, un argumento que me diera
a entender: "Haz lo que quieras".

Grité,
a los cuatro vientos,
diérame el nombre de sus primaveras,
de tenerlas conmigo, confirmado,
rotas confiase yo mis grebas.
Callé,
correcto,
por verificar el vocablo dado,
sonreir, y querer y mentir,
juzgado por comprender, perdido, por desistir.

lunes, 8 de marzo de 2010

Ángel, es mío.

Era un ángel esquivo, dichoso él,
de rostro pálido, azul y albino,
delgados brazos, piel de limo.
Aspecto de nube, libre, no deforme
y fino, como la delgada línea del horizonte.
Acorralado entre sábanas de franela,
de mi cama y una estatua de cera,
era un ángel cautivo, de delgados labios de arena.
Tenía alas atadas con esparadrapo,
y una herida dividiendo su medio pecho
cosida de cuerdas de esparto.
Abría los ojos, de reflejos calinos,
y los entrecerraba: oculta la poca luz,
y se dormía, presa de su propio destino.
Una lanza clavada en el nacimiento
de su flor primaveral, un hierro candente
que un estigma de sal quería dejar.
Y una costra quebrada, de azufre,
de rojo para quemar, fundente,
entre sus labios de metal.
Suave, y resbaladizo, ser hielo,
ser vencido, parte de un invierno lascivo,
él te mira altivo, deshinibido,
después de tres o cuatro copas de vino.
El ángel ha caído, entre mis sábanas, rendido,
y no despertará, hasta que mi cigarrillo haya prendido...

martes, 23 de febrero de 2010

El vaticinio del caos.

No sé escribir.
Y eso es algo que sí sé.
Porque las letras
no son amigas de problemas.
Ni una buena forma
de intentar tumbar las promesas.
No sé escribir.
Ni crear, ni pensar.
Porque para eso está el que sabe
y entre saberes mi mente arde.
No sé escribir.
Porque de haber escrito algo
podría haber evitado el sueño.
Por pesadilla, el deseo.
Definitivo.
No sé escribir.
Ni llorar, ni reir.
Porque tampoco podría mentir.
No sé. Pero lo supe.
El vaticinio del caos.
Que venga, que yo lo noto.
Que sé que el anuncio es obvio.
Que venga, ya, que venga.
Que de esperar, maldita sea.
Maldita sea, la pena.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Ignífuga.

Le separaban doscientos metros del Limbo. Reposaba como un cuervo augusto en la repisa más alta de aquel enorme edificio, oteando un color que no existía en el cielo del subsuelo. El viento, un tanto frío, agitaba su cabello y lo enviaba en sentido contrario. Mas él impedía el efecto del salvador y lo empujaba hacia delante, al vacío.

En su rostro no había mueca alguna. La misma faz de aquellas infinitas nubes, largas y aparentemente suaves, que se extendían en la línea perfecta del horizonte. No cambiarían ni ante la muerte, ni a la aparición de un solo como el que surgía allá. Sus ojos, lacerantes y vacíos; sus labios, finos y retorcidos; su piel, tensa y firme. Y su cabello, cenizo y muerto.

Abrió los brazos recibiendo la bendición del sol del amanecer, al horizonte, entre las oscuras sombras de los mil edificios circundantes. Y allí cerró los ojos. Los dedos de sus desnudos pies, sobresalían centímetros de la barbacana de cemento. Era una barrera perfecta, aquella en la que no existía nada. Sentían el aire que los separaba del suelo. El límite, ese único paso. El cielo, al revés.

Alas.

El salto del ángel se dispersó en el viento, con el estallido de las mil sedosas plumas que desvelaban su santa y esquiva naturaleza. Blanco. Se llevó consigo mi cándida alma y mis olvidadas alas, las de un cuerpo en pena.

martes, 9 de febrero de 2010

No me acuerdo de olvidarte.

"No regreso a este lugar desde aquel verano en el que te enterré." Decía Victor, observando a ningún lugar, siendo escuchado por nadie. O por los fantasmas del pasado, quería pensar.

El bramar del mar contra el acantilado era la única respuesta que recibía. Cada golpe de una ola rompiéndose contra el paredón, o cada gaviota extraviada, que veía en aquellos últimos instantes de la tarde el regreso a su criadero. Victor era consciente de que ese lugar, el acantilado, había resistido por años el rugido del amenazante Océano Atlántico. Tan bien como yo, antes de morir.

"Casi olvidaba qué significa el muro para tí. Tu nombre, tu fuerza..." Pasó el dedo índice por el monumento, sintiendo el relieve de las letras del epitafio en su piel. Se entretuvo en repasar cada letra, aun cuando por la brisa marina, no hay rastro de polvo encima. "Y la esculpí con arena."

Hay un faro en la colina. Parece que dejó de funcionar hace mucho tiempo, y el ambiente costero del norte ha sido implacable con él. Una hiedra recubría su pared, y cubría la entrada. El tono blanco-verdoso del que le dotaba la hierba cercana asemejaba a que había crecido allí, naturalmente, como la propia bahía. "Al igual que tú, de cuando muriste y tu luz se apagó. Y de eso hace largos viajes..."


~ ~ ~ ~


Comenzó a caer una tímida lluvia. El olor a humedad y a hierba mojada le recordó cuando caminaba a su lado y daban largos paseos, uno junto al otro, sin mediar palabra.
Se quitó los zapatos y anduvo escasos metros más. El frío del agua traspasó su piel, y un escalofrío le superó, haciéndole sentarse mirando al cielo encapotado.
Las gotas y la brisa en su cara le llevaron tiempo atrás. Viendo un reflejo de sí mismo. Justo en ese lugar. Hace tiempo, no demasiado.

El mar le insiste, le ruge con fuerza. Las olas siguen chocando contra las rocas del acantilado, .como si en ello les fuera la vida. Casi como si le llamaran implorando lo que no le pudo dar. Hizo caso omiso de ello. Una vez más. No era la primera vez , y tampoco parecía ser la última. Ya estaba acostumbrado a estar bajo “esa” presión. Voces dentro de su cabeza que repetían lo mismo una y otra vez. Lástima que no pudiera entender con exactitud que decían. O quizás si que entendiera perfectamente ese murmullo incesante cuando se acercaba a aquel lugar. Pero, ¿quería entenderlo? Realmente no, no ahora que había logrado vivir con ello. En un lugar apartado, dentro, muy dentro, al fondo, donde nadie nunca pudiera encontrarlo. Allí era donde convivía con ese incansable rumor.


- ¿Víctor?
Era hora de marcharse. Pero volverá. Y entonces sí . Finalmente cumplirá aquellas promesas que le hizo en vida. Aunque dentro de un tiempo. Cuando muera.

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Gracias, Andrea.

domingo, 7 de febrero de 2010

Cameraman.

Su cámara nunca funcionó correctamente. Sin embargo, se obligó a aprender a controlarla aún cuando el error de las fotos era patente. Y es que su cámara tenía una enfermedad muy atípica, que no recogían muchos manuales de fotografía. Los síntomas estaban claros: tosía haces de flashes candentes, regurgitaba un carrete inexistente, exhortaba fotografías en bicolor,... No había ni una foto correcta.

La llevó a un especialista en cámaras. Le diagnosticó una infección leve en el botón de encendido que se había traducido en una grave afección en el sistema de lentes, alterando el ritmo de flashes. Asustado, le preguntó qué hacer. El especialista le tranquilizó con unas palabras sencillas. Habrá que operar. A vida o muerte.

Todas las fotos de aquella cámara pasaron por su mente como si de diapositivas se trataran. Esta, la cámara, le dio su asentimiento, finalmente. Obedeció. Sería rápido...

Solo entonces, cuando la luz de quirófano cesó, surgiendo la figura del cirujano negando lo imposible, la inesperada pregunta se hizo presente: ¿cuanto cuesta tu perspectiva?

sábado, 30 de enero de 2010

Un epitafio para el tiempo perdido.

A lo largo de mi vida,
he conocido a muchas personas.
Todas ellas han dejado un estigma,
una flor, o una amarga pesadilla.

Cada una de esas personas
ha rociado un granito,
aunque sea de sal yodada y pimienta,
en mi augusta tumba de arena.

Muchas de esas personas
me han hablado de mil sendas,
me han confiado sus secretos,
y me han mostrado fantasías sin penas.

Otras personas, otras más,
se han despedido del mar,
del cielo, la tierra y el viento,
con un puñal en las venas.

Pero todas aquellas personas
han abandonado su nombre
y han firmado con plata
en mi vieja sala de estar.

Todas ellas son iguales.
Todas ellas conocen mi tortura.
Todas ellas firmaron a la vez.
Todas ellas son iguales.

Putas.

martes, 26 de enero de 2010

La Luna.

En la Luna hace frío.
Al carecer de atmósfera, los cambios de temperatura entre el día y la noche son enormes, de un orden de 100ºK y más, correspondiendose a la temperatura espacial.

Mientras Armstrong y Aldrin desembarcaban en la Luna,
el tercer miembro del Apolo 11, Collins, daba unas vueltas orbitales por la misma,
observando su parte oscura y su configuración geográfica.
Armstrong y Aldrin tuvieron que esperarle a una temperatura crítica espacial, aunque podrían pasarselo bastante bien saltando por aquellos lares en ausencia de gravedad.
La persona que escribió la frase que yo ahora elogio
formó parte de mi vida y...
coño, nunca lo supe.
Hasta hoy.

[...]

"Y me lanzaste entre Ritter y Sabine, a la espera de tu ansiado alunizaje. Pobre del pionero ligero y el hombre del esperpento. Que al ser yo dejada de lado, me permitan recitar este cuento."

[...]

Se trata de una adaptación que recuerdo. Si algún día, no sé porqué azares sería, lo lees... jé, corrígelo.

viernes, 22 de enero de 2010

Te voy a contar la historia más triste del mundo...

Te voy a contar la historia más triste del mundo.
Habla de un muchacho que lo dio todo por tan solo un segundo.
Quiso hacer de tu retrato toda una vida.
Y en cambio obtuvo un sucio borrón, de negra tinta.

Sabía bien que lo oscuro no era mentira.
Mas quiso olvidarse de todo, aquel día.
Y la chica le sonrió, con armoniosa ironía.
Le quería contar la historia más triste de su vida.

Tan solo quería saber hasta que punto, reconocer.
Si tan solo pudiera saber el momento de volver.
Si tan solo pudiera escrutar la niebla que esconde, tu bello ser.
Si tan solo pudiera esconder-me, de tu angustioso querer...

Y vi a un nuevo invitado, de pernicioso aparecer,...
Descubrí que la vida me odia, me teme y se quiere desprender (de mí).
Y al final de los días me habla, para decirme:
Hasta aquí, no sueñes, quémate.

martes, 19 de enero de 2010

Te uno. (Binary Express).

Yo te uno.
Tú me cero.

Uno al que cero te digo,
cero que pido cero, es decir,
uno, por mi, y bien junto, uno.
Uno, uno y más uno.

Pídeme cero, que tal vez uno.
Ojalá te uno lo que más quiera,
pero te cero y te cero,
olvídalo. Uno. Solo uno.

Y termino con más de eso.
Uno y cero, cero y uno.
Esto no tiene sentido.
System error. Dos.

sábado, 16 de enero de 2010

Inversa.

La nieve arreció, lento, en aquella rocosa costa del norte. Los acantilados colindantes cerraban una playa blanca por un manto de nieve que coloreaba de yermo el lugar. Las rocas eran negras, cenizas, al igual que el mar, bravío, a tu espalda. Al fondo de tu gris figura, se divisa una galera, de 10 cañones, de esas que parten a las tierras del hielo. Tú en cambio, has huido de ella. Ahora, tus ropas están empapadas, heladas. Al igual que tu ser.

Tras los aplausos, se inicia la actuación en aquel voluptuoso estadio de óperas. La pianista viste de negro, en contraste a su largo blanco cabello...

Cabello que se mece agitado por el viento de pleamar, acompañado de los golpes de las olas contra las rocas en la lejanía. No se escucha el romper, todo es silencio a tu alrededor, donde los copos de nieve no son más que una ralentización del tiempo. Tiempo que cesó para tí hace años, hace una vida. Tan solo mueves la mano, y observas como uno de esos copos caen entre tus dedos. En la palma, observas el estigma de tu vida, aquello que te llevó a ser lo que eres. La cicatriz de un mundo olvidado. Una herida prohibida.

… se inicia la sonata con un silencio sepulcral de un público sin rostro. Solo el piano y el mundo, creando la melodía del alma. Ella es tan solo una tecla más...

Al fondo, el mar estalla en mil fragmentos de vieja madera mojada y salada. La galera se reduce a una columna de humo y cenizas, y el olor inmaculado del océano perece unos segundos. El mar se agita aún más, encolerizado, enfadado con aquel acto. El agua llega a la playa en calma. A tus pies descalzos. Bajas la mano. El rostro. Tu blanco hilos de plata lo cubre, esconde su verdadero pasado, el de unos ojos artificiales y falsos. Caes, finalmente, arrodillada en la arena nevada. Sucumbes.

… nota tras nota, la belleza de la composición solo se podría comparar al de un coro de ángeles. Allegro, el punto álgido. La velocidad de los dedos atentan con la llegada de un no invitado a la obra. Una lágrima...

Tu rostro se hunde junto a la nieve. Mas sonríes, de lado. Observas como el tiempo para, y aún así la nieve no cesa. Entierro. Caes en el olvido. En la más oscuro y tenebroso suicidio del alma. Y mueres, mueres de nuevo. Tus alas se marchitan en el manto blanco, frente al mar.

… y termina la actuación, se pone el telón. Ríos de sangre sellan el fin de aquellos fantasmas del pasado, mientras unas manos muertas reposan con el teclado ensangrentado.

- Silencio. -



Pero permíteme despertar. Un hilo más... y ya está. Desaté tus ojos, para que contemplases tu nueva venida. Sobre tu cabeza, la tierra. A tus pies, las nubes. ¿Quién te ha sentenciado a la vida más cruenta? Déjate caer, no perteneces a ese sarcófago erecto. Cae de tu cruz de frío mármol, bañada en nieve... y arrástrate en el nuevo mundo que te espera. Pues yo arrancaré esa lanza que llevas por corazón. Extinguiré el veneno que a tu piel ensució. Te devolveré la pureza, te traeré a los ojos de un universo que te espera.

Porque aún eres lo suficientemente fuerte como para cruzar el más amplio océano...

Te acaricio una vez más el rostro, yermo y vacío. Repaso con mis dedos cada una de tus aciagas heridas; tus ojos, tus labios, tu pecho, tus estigmas. Vierto mi voluntad en tu leve movimiento, en desgarrarte de la capa de helada pulcritud que te envuelve. Te alzo de entre los mundos inversos, te hago ver el mundo que no existe. Y te haré mía, y de nadie más.

Y solo entonces...
-... solo entonces... -

...podrás despertar.

viernes, 1 de enero de 2010

Teoría (I).



"... albergaba en su seno todo aquello que quiso brindar a la naturaleza: una teoría que hablase de todos por igual, que hiciese del hombre un verdadero ser, que limpiase el nombre del ser humano, y que redimiere la realidad a la propia existencia de la vida que la comprende. Le dotó de fuerza con palabras que todo el mundo entendía. Le proporcionó cimientos con un eje que todos sujetarían. Le dio vida, con sus manos, su alegría.

Y solo entonces, pudo nacer tan bella como quería. La auténtica Teoría."