Anexo '10 (7)

Los hombres crecen para forjar leyendas.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Te vendo Granada.

Te vendo Granada, con resquicios de poema, recuerdos y aquellos retazos de los mejores retratos que jamás podrás pintar.

Una verdad insólita y transparente.

"Doy mi vida por ser un mero ARN mensajero. Y tener su vida. No por frágil, ni por simple. Tal vez por fugaz. Doy mi vida por introducirme de lleno en la vagina de cualquier ribosoma, y estar restregando mis codones una y otra vez. Sin más. Al fin de cuentas, yo no trabajaría. Que lo haga todo el transferente.

[...]

Y es que he tenido demasiado deslices que me hacen pensar en la brevedad del sexo.
Del más vulgar, al más culto y obseso. El otro día lo hice mientras me leían a Nietzsche. El mejor sexo de mi vida. Carente de rostros en 43 minutos y 54 segundos. Solo dos pelvis rozando el índice de fusión elemental. Y después, la pintura del techo ceñida a pocos centímetros de mi nariz, o de mi tráquea. Éxtasis, supongo. Un margen de error de 34 segundos y medio de superación física.

Breve, o dos veces breve. Buscaba el momento justo en el que gritar "Placer, aquí estás. Ahora te tengo. Te retendré hasta que..." y, "Oh mierda".

Los ARN mensajeros la llevan mejor. Incluso si se ven en condiciones, se dejan caer en una orgía polisómica y a nadar mientras se desnudan en su propia traducción. A veces ni eso. Pasan, lo dejan todo y a fumar el cigarrillo de después con tus amigos mitocondriales. Y nunca te miran mal dentro de la célula, qué asco.

Follar ya no es lo de antes. Y no soy viejo para creer que es así. Sino porque antes seguro que fue mejor. Sin complicaciones de Nietzsche y sin cronómetros o reglas de la mano izquierda. Antes era como dice tu amigo, "¡follas como los monos!" Sí, una y otra vez. Para que no cejase en el aburrimiento. Y corriéndote dentro de cada ribosoma, vertiéndole cada ribonucleótido con toda la pasión y fuerza que pudiese. Y repitiendo, con todas. ¡Mira mis aminoácidos!

Que les follen.

A todos.
A todas.

Y os dé gonorrea."

"El quinto de atrás", Manuel Víctor.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Sibilioso?

Tiempo entiemblo;
nimiedad.
Solicio, a la estitud;
ariedad.
No quedan palabras
para descinar.
Agoría.
Falta a la priscilia.
Estampida.