Anexo '10 (7)

Los hombres crecen para forjar leyendas.

lunes, 12 de abril de 2010

Granada. (Zakuro.)

Anata o kinde tashikametai.
Mitai.
Migaita kiri tana no ue.
Narabete.
Será que quiero abrirte por dentro
y observar en tu perpetrados adentros
hecho pedazos,
trizas, acabado,
que habito tus órganos sanguinolientos
tu ser,
tras el reflejo de tus ojos,
aliento imperecedero,
¿vive el alma
tras tu gruesa cáscara?


Membrana de roja vielina,
atercipolada y rígida, bailo sus labios.
Tu interior se tiñe
negro púrpura apasionado.
Koboreteshimae!
Hagareteshimae!
Uzumeteitte ageru...
Mitsumete ageru...

No es un grito.
Se desliza por el vacío,
la voz, la pierdo,
y se ríe en el mar de los sentidos.

Karameru en unión de nuestras semillas.
Se vuelve polvo. (Nuttari nadetari.)
Se vuelve niebla. (Nuttari nadetari.)

Suikondeshimaitai.

domingo, 4 de abril de 2010

El mono que recogió una regadera y no supo qué hacer con ella.

De praderas hizo el campo
que a cultivar nuestra mano escoge
de flores hizo el manto
que nuestras hijas ahora recogen
en racimos pequeños, de cualesquieran sean
en sus manos, margaritas,
romero y lastres sin espinas.
Años de sonrisas, jugaron tiempo atrás
con los palos de las espigas
a azotarse o lanzarse piedras de dinamita.
Construían con viejos palés
el refugio más consistente del mundo
un castillo de madera antaño usada,
en cualquier nueva morada, madriguera o casa.
Ni el viento bravío lo acabaría.
Y si había que correr,
silbabamos sobre nuestras monturas de cadena.
Nuestros fieles corcéles bicicleta.
Se acababa el día, y cualquiera de las madres
sabía como alimentar a su principe o princesa
con un bocado de cielo en pan
sea del contenido que fuera,
y un ensoñado batido de fresa.


Pido batidos Puleva de bar en bar,
y me emborracho para divagar con nuestras guerras,
todas con piedras, suave y alegórica carnicería.
Pero nada sabe igual
ni el recuerdo es tal como era.
Ni las madres nos reconocen,
ni somos niños ni parte de la primavera.
El tiempo que arrebata el sueño
de una noche cualquiera en la puebla,
donde trina el jilguero y el mochuelo,
y las niñas de mañana cantan canciones de moda.
Fotografías, memento de mi tormento.
Animais la nostalgia con vuestra faz,
y me mostráis el rostro de mi sufrimiento.
Y es que, los años de ella, primavera bendita,
no son años enjaulados,
son témpanos de drogas.
Son constantes luchas anti-vida.