y la hemos medido en su justo corte
y en su máxima (absoluta) expresión.
Vislumbramos el límite de la verdad
y la incluimos en el umbral cónico de la dicha,
descrita en textos anteriores no nombrados.
De aquellos fallos hemos contabilizado pruebas
que nos acercan a Dios, de alguna falsa manera,
y nos alejan de ella, teoría imperfecta.
Y de entre la estadística del amor
hemos abierto la única puerta
de una hipótesis nueva, imperecedera.
Ahora, sigue, en el descubrimiento.
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