Anexo '10 (7)

Los hombres crecen para forjar leyendas.

domingo, 24 de octubre de 2010

El fin último.

En un duelo, las vainas son la defensa de nuestros corazones.
Nuestros corazones, en cambio, son nuestro punto más débil.
Estocada tras estocada, en el duelo se busca marcar ese rincón.
Hábiles movimientos de ataque, sutiles esquivas y defensas.
En un duelo, en el que el alma es el dueño de la espada,
cabe creer que tu credo, tu palabra, tiene que ser más afilada
que la de tu oponente, y desquebrajar su latente mirada.
Tu corazón ante sus ojos, y el suyo ante los tuyos.
El fin último: desnudar vuestras intenciones.
Las más puras ganarán.

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